En las culturas andinas existe la creencia sincretica de culminar el carnaval con el entierro del Diablo ¿que es lo que justifica a esta costumbre que aun se práctica en este siglo en toda la Quebrada de Humahuaca? Pues para ello debemos remontarnos a los origenes del carnaval. Este nacio como una licencia del clero catolico dirigida a los fieles con el propósito de liberar a sus instintos y placeres antes de sumergirse en las penitencias que afectaban cuerpos y almas -muchas veces extremas- durante la Cuaresma.
A principios del mes de febrero, la comunidad andina se dirige a la sepultura del demonio erigida el año anterior. Alli fue enterrado en forma simbólica, un muñeco que representaba al Carnaval con la finalidad de «devolverlo a la vida». ¿Quien tomara la posta y representara al Diablo en la proxima diablada? Pues generalmente son los mas timidos del pueblo los que tomaran el rol del demonio danzante. Asi como lo escuchan! En el altiplano los demonios bailan…
A partir de ese momento, todas las tardes a la caida del sol, los Diablos (¡Porque si! hay varios. ¡Uno por comparsa!) salen a bailar y a buscar seguidores que sumar a su murga. Cuando un demonio del carnaval se pone delante de una persona, le baila y esta tiene la obligación de bailar con el y de seguirlo en esa especie de procesión que dura días y termina en el Miercoles de Ceniza. La murga que convoque mayor numero de seguidores, será la ganadora de la diablada.
Cuando esta procesión informal encabezada por el diablo avanza cantando y bailando al son de los instrumentos de viento y de percusión de una banda improvisada, todos cantan una chaya que repiten una y otra vez.
El Miercoles de Ceniza cada comparsa se dirige a enterrar al diablo del carnaval hasta el año próximo. Acto seguido, los penitentes van a la iglesia donde seran marcados con una cruz de ceniza, símbolo de su arrepentimiento por las diabluras vividas durante el carnaval y el año liturgico que termina. Salen de la iglesia «chayando», bailan zigzagueando por las calles en parejas, mientras sostienen en sus manos ramos de albahaca fresca. Visitan asi las casas de los miembros de la comunidad donde comen empanadas y beben «chicha» una bebida alcoholica indigena derivada del maiz, cantaran y bailan bailes regionales hasta que la comida y bebida se acaba y entonces los dueños de casa la cierran y todos parten chayando hasta la proxima casa que les espera. Asi durante una semana…
Eso tuve la gracia de verlo y vivirlo en Humahuaca en el año 1996, intente recuperarlo años después, pero ya no vi la procesión del Miercoles de Ceniza chayando. Tal vez sea porque el pueblo hoy día parece mas una comunidad de hippies trasnochados, artesanos mas afines a la marihuana y menos comunidad andina… Vaya a saber! Lo cierto es que el mundo esta cambiando. Lo que sigue realizandose, es el entierro del Diablo al fin del carnaval.
Brinda Mair