¿Por qué Dios no escucha mis plegarias? Tal es la pregunta que suele estar en los labios de aquel que busca ayuda espiritual en medio de una crisis, mientras que Dios parece hacer oídos sordos.
Algunos concluirán que Dios no existe. Otros aceptarán su destino acogiéndose a la hipótesis del “Valle de sudor y lágrimas”, pero también existirán aquellos que no dudando de la existencia de Dios ni de su Amor hacia su creación, queda en evidencia que algo está provocando la falla en su comunicación. Y concluyen: “Algo estoy haciendo mal”
A estos últimos es a quienes me dirijo.
La visión apocalíptica traída a través de los tiempos y escrita en los Libros Sagrados dice que en los tiempos finales habrá “clamor en la Tierra”. El mundo clamará a Dios por ayuda y El no escuchará porque apartara Su Mano de la Tierra. Habrá crisis de fe porque ante tales circunstancias será más fácil creer que “Dios no existe” o bien aceptar que “Dios castiga” mientras que a decir verdad, Dios jamás apartara su mano de la Tierra porque Creador y creado son Uno, pero si ocurrirá que la Humanidad se apartará vibracionalmente de Él. Lo que nos alinea con el Alfa Omega planetario y la salida del universo Kármico es la manifestación de los dones del espíritu y de virtudes en nosotros, en nuestra vida.
¿Qué hacer para que Dios escuche nuestros pedidos?
Desde la visión de las Ciencias Sagradas de tradición cristiana, mis guías respondieron claramente a esta pregunta, precisando dos puntos básicos:
1— Crear espacio interior. El Maestro Jesús dijo: “Pide y se te dará” (Lucas 11:9). Aun para quien no creyese en Él y solo viese en su persona a un profeta, sus palabras resonarían mucho más que como un simple axioma: Ellas hablan de la forma en que funciona la energía universal respondiendo al Principio hermético del Mentalismo. Todo es mente. Los pensamientos, las palabras, cocrean realidades y significa mucho más aún: que en el momento preciso en que pensamos, sentimos y expresamos una idea, en ese mismo momento es creada y existe. Pero si es así, ¿por qué es que lo que pedimos y supuestamente hemos creado no lo vemos manifestado inmediatamente en el mundo físico? Pues porque somos seres multidimensionales, nuestra cocreación desciende en el espacio-tiempo vida en el que tenemos espacio para ella. Ello significa que no nos es posible recibir gracias, dones, regalos del Cielo en definitiva, cuando nuestra energía se halla ocupada por nuestros juicios o prejuicios sostenidos por los muros de nuestros miedos y culpas, construidos a su vez con bloques de pensamientos y emociones negativos, hacia los otros y/o hacia nosotros mismos.
Si todo o parte de esto llena nuestra casa interna, el pretender recibir bienestar, sería tan insensato como el intentar recibir muebles nuevos en una casa llena de trastos viejos y basura.
En resumen, el hacer lugar es vital. Esto está ampliamente explicado en “La diosa de la Fortuna”.
Para hacer lugar recomiendo activar Ciudad Bajo Sitio en Kin 7.
2— Manifestar virtudes teologales primero, cardinales, después. La velocidad en la precipitación de lo que se desea está en relación directa con el grado en que se manifiesten virtudes en la propia vida. Sin virtudes, la manifestación se detiene.
Uno puede pedir sin haber integrado virtudes a su personalidad, pero de ahí a que lo que se pida se manifieste en el plano físico, dependerá de las virtudes que manifieste en su acción diaria. A modo de ejemplo, el pedido tardará en manifestarse en el plano físico sin poseer virtudes, tanto como puede tardar un pequeño en abrirse paso en medio de una multitud para llegar al escenario sin que alguien le ayude. Las virtudes son ese “alguien”.
La Fe, la Fidelidad, la Pureza y la Caridad son virtudes teologales necesarias para abrirse paso en la primera etapa. Luego les siguen las virtudes cardinales: la Prudencia, que implica el tener en cuenta al todo y no solo a las partes, la Fortaleza, que pone el énfasis en la preservación de la integridad de la unidad, tanto como ser individual físico sumado al ser espiritual, tanto como ser social. También la Templanza que enseña la moderación de los apetitos. Enseña que uno debe dejar de devorar lo que el espíritu falsificante le sirve como plato y aprender a educar su paladar en otros placeres del espíritu. Se debe aprender a experimentar saciedad en Dios. Finalmente, la Justicia, sobre la cual todo se funda y que liga al hombre con las grandes proezas. Permite al hombre el conocerse a sí mismo mientras encuentra el equilibrio entre lo que funda y la forma de preservarlo mediante normas.
Internalizando estas virtudes, el precipitar lo que se necesita será por añadidura, porque lo que se pida, se le dará.
Que Dios nos bendiga y colme de Virtudes para que podamos hallar el Camino hacia la Nueva Tierra
Que el Espíritu nos guíe Siempre
Un abrazo desde el Alma
Brinda Mair
(*1) Lee “Trasposición espacio-temporal: el futuro de la humanidad”
(*2) Técnicas para la adquisición de Virtudes Teologales – Pureza – Fe – Fidelidad – Caridad