Cuando hablo de relaciones sexuales y virginidad, no me estoy refiriendo a la virginidad teológica impuesta, sino de virginidad del Alma. El mantener relaciones sexuales solo por deseo carnal sin tener respeto o cuidado por la propia esencia atrae el peso del karma equilibrando las energías de quienes interactuan.
Buscar la virginidad energetica no significa ser inmaculada como la Virgen María o luchar contra la pasión como algunos santos tal como Francisco de Asis, sino respetar la propia esencia. La energía se mueve por gradiente de concentración o lo que es lo mismo, de un lugar de mayor concentración a un lugar de menor concentración (Lee «El Karma y la pentadimensionalidad abierta» ).
Cuando se mantienen relaciones sexuales sin tener esto en cuenta, solo respondiendo a la parte que es carne y tierra en nosotros, ocurre que quien tuviera su karma o energía poco trabajada y por consiguiente, un mayor peso kármico, lo cedera a quien tenga menor densidad de karma. Dicho de otra forma, quien tuviese mayor evolución atraerá hacia si, el peso del karma del otro.
Si en esa relación fisica donde aparentemente solo hay dos, existiera un tercero que es traicionado, su energía aumentara el peso del karma por el plus de la traicion.
El «trabajo» de limpiar la propia esencia multidimensional, es eso, un Gran trabajo para con uno mismo.
Para limpiar el cuerpo etérico de relaciones sexuales como las que se pueden generar en esos encuentros casuales en los que caimos subyugados por la energía 4D (emociones y pensamientos del otro lado del velo multidimensional), se requieren 7 años de «celibato» que traducido en temas energéticos, implica trabajar la propia energía no solo no teniendo sexo, sino sanando multidimensionalmente buscando pureza del alma o lo que es igual, virginidad energetica.
La virginidad energetica es un factor esencial para el conocimiento de uno mismo porque si no, las energías propias estan tan interrelacionadas con la de los otros, que cuesta mucho diferenciar lo propio de lo ajeno.
Como dije al comienzo, no es necesario ser la Virgen María o San Francisco de Asis, pero nos debemos el poder diferenciar lo propio de lo que no lo es. Para eso necesitamos la virtud de pureza.
Que el Espíritu nos guíe Siempre
Con Amor Incondicional
Brinda Mair
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